Para pensar una pedagogía del encuentro

Resumen

Pensar en una Pedagogía del Encuentro implica reflexionar sobre los sujetos que participan del mismo, es contemplar los rostros de los que “están”, los que se dan en un compartir fecundo desde sus situaciones vitales, “vulnerables”, muchas veces “hedientos”. Es poner en juego el compromiso ético de la enseñanza, es aprender a aprender con el otro. Dejarse interpelar por la palabra.

Pensar en una Pedagogía del Encuentro precisa reflexionar una antropología situada, una enseñanza que es acogida, hospitalidad, abrazo, una enseñanza que nos hace reconocernos vulnerables, una enseñanza en la que el hedor de la América Profunda se nos hace “insistente y persistente”

El trabajo no es pretencioso, es solamente un esbozo, es tratar de encontrar la punta del ovillo del hilo primordial de la tarea de enseñar y aprender hoy en Latinoamérica, contemplando la realidad de los rostros de los jóvenes, los pobres, los sedientos de justicia. También es inacabado, es un comenzar a pensar en los sujetos de una nueva propuesta educativa, es pensar caminos nuevos para una justicia curricular, es buscar desarrollar sus capacidades partiendo desde el lugar y momento en que se encuentran.

Recurrimos a Emanuel Levinás para que nos ayude a mirar los rostros, a Rodolfo Kusch y a Carlos Cullen para interpretarlos. Intentamos reflexionar la experiencia del compartir cotidiano en la propuesta educativa de una Escuela de la Universidad de San Martín recientemente inaugurada para los sectores pobres de esa localidad del conurbano bonaerense (Argentina)

Palabras claves:

Encuentro, Estar, Rostro, Acogida, Vulnerabilidad, Hedor