Emprendió su último viaje, siempre con esa pasión por aprender de la sabiduría de los pueblos y enseñar los caminos de la liberación. Encontró en la “exterioridad” a ese otro que clamaba desde la orfandad, la viudez y la extranjeridad y experimentó la pobreza de los oprimidos. Se atrevió a pensar otro humanismo desde las periferias del mundo y dialogó con los pensadores de su época desde esa perspectiva liberadora y decolonial. Recibió el reconocimiento de numerosas universidades que le otorgaron el doctor honoris causa, nos dejó sus escritos, más de 70 obras y 400 artículos. Partió el filósofo, el teólogo, el historiador y nos deja su legado, ese que nos compromete a pensar, luchar, resistir para lograr una humanidad más plena y más justa. Desde la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación (ALFE), saludamos a sus familiares y amigos. Y continuamos esta hermosa tarea de enseñar y aprender.